miércoles, 14 de mayo de 2014

Dejar el alcohol

Dejar el alcohol

La enfermedad quiere sanarme 

La enfermedad es un idioma del cuerpo. Nos habla de lo que está bien y lo que está mal. Nos avisa de lo que podemos mejorar. Con la enfermedad nos hablamos a nosotros mismos, tomamos nuestro cuerpo como testigo del sufrimiento, un testigo del dolor o la lesión: el reflejo de las emociones que experimentamos. El sentimiento se transforma en sensación. Esto nos pica, aquello nos corroe, lo otro nos produce un dolor sordo. Pero, ¿qué es lo que nos pica? ¿Qué nos corroe? ¿y por qué es sordo el dolor?

Cuando vamos al médico y le decimos que nos duele la cabeza éste anota cefalea. Lo que está haciendo es anotar y nombrar el nombre de algo que experimentamos, porque eso nos tranquiliza, pero, con esto, corremos el riesgo de dejar pasar lo que la enfermedad quiere decir.

Pero, al obrar así, lo que tratamos de decirnos a nosotros mismos por medio de esta enfermedad corre el riesgo de pasar desapercibido. El diagnóstico es un paso necesario, desde luego, pero es un arma de dos filos, porque al darle nombre a la enfermedad nos arriesgamos a protegernos todavía más ante el interrogante que nos plantea. Que confiemos nuestra enfermedad al médico es razonable; su papel consiste precisamente en ayudarnos y cuidarnos. Pero si eludimos la responsabilidad de lo que experimentamos, si la enfermedad se convierte en un asunto del médico y sólo de él, ¿en qué queda la pregunta que nos hacemos a través de ella? Nos exponemos a hacerla desaparecer con todo su bagaje…

Dejar el alcohol 


Un tratamiento para dejar el alcohol siempre debe tener en cuenta la conciencia del paciente de su enfermedad. Es un tópico -pero que sea un tópico no quiere decir que sea menos cierto- que existe un primer paso esencial: reconocer la existencia del problema.

En CITA trabajamos bajo la idea de que una adicción se desarrolla siempre por culpa de una carencia en el individuo. Una laguna o un vacío en su vida que éste ha intentado suplir recurriendo al alcohol, a alguna otra sustancia o a una conducta que ha degenerado en adictiva. Para lograr un tratamiento realmente eficaz, para conseguir que dejar el alcohol sea algo más que una etapa, sino una nueva realidad en la vida del paciente es fundamental que consiga identificar la naturaleza de sus emociones, entender por qué existía esa carencia, qué es lo que trataba de compensar y qué es lo que el alcohol le daba.

Entender el por qué de sus impulsos es fundamental para alcanzar un tratamiento eficaz contra el alcoholismo.

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